16 abril, 2009

Quien fue a Sevilla , perdió su silla...


La vida es una permanente búsqueda ...

Tratamos de ser felices , de lograr objetivos, progresar económicamente, y fundamentalmente de encontrar el amor, base de la existencia y obviamente de la felicidad.
Muchos escollos surgen en el camino. Y en ese tránsito discurre la vida.
A veces algunos objetivos los logramos sin mayor esfuerzo, ya sea por el azar, nuestra pericia o simplemente el destino. Pero ello , en muchos casos, nos persuade que una conquista lleva invariablemente a otra y que el camino es sencillo de transitar.
Pero nos olvidamos de cimentar firmemente lo ya logrado y displicentemente lo dejamos como trofeos sin mayor resguardo...
Como si nunca pudieramos perderlos...
Descuidamos lo que tenemos y cuando regresamos de nuestras aventuras o conquistas, con estupor observamos que, como lo enseña la rigidez inexorable de las leyes físicas, todo espacio vacio tiende a ser ocupado...
O dicho de otra forma: "quien fue a Sevilla, perdió su silla".
Pero, de donde surge este dicho tan utilizado ?
Se cuenta que durante el reinado de Enrique IV en Castilla , un sobrino del Arzobispo de Sevilla fue designado Arzobispo de Compostela. Para allanarle la toma de posesión a su sobrino por la agitación que había en Galicia, el mentado Arzobispo de Sevilla (Alonso de Fonseca), le ofrecio adelantarse él a Compostella, pidiéndole a su sobrino que , en tanto, cuidara sus negocios en Sevilla.
Cuando don Alonso regresa a Sevilla se encontró conque su sobrino se negaba a abandonar su sede diciendo que el cambio había sido permanente. Esto provocó la intervención del Papa y hasta del propio Rey para que desistiera, cosa que finalmente hizo pero que provocó un gran alboroto.
De aquel suceso nació, al parecer , el dicho: "Quien fue a Sevilla perdió su silla", aunque en realidad debió ser "Quien se fue de Sevilla perdió su silla"...

Curioso, no?
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Rodolfo